El imperio eclipsado (historia original)

Prólogo: El principio del imperio.

Hacía bastante frío, el cielo estaba nublado y la estrella apenas se podían ver. Pequeños remolinos de viento se amontonaban haciendo que algunas rocas y otros objetos de pequeño tamaño fueran transportados por ellos. Mientras que las nubes surcaban el cielo sin ningún peligro, parecía que se habían olvidado de la estrella por completo. Jador caminaba con precaución a la vez observaba con cuidado la gran colina que se situaba en frente de sus ojos, una gran colina acabada en punta y donde allí podría ser uno de los mejores lugares para instalar el imperio. Las ráfagas de viento hacían que sus pelos castaños situados a los extremos de su cabeza no pararan de moverse, mientras que sus ojos verdes esmeraldas brillaban con intensidad. Vestía una gran túnica con capa roja, mientras en su cabeza llevaba puesto una capucha marrón claro, por lo que su rostro no era captado por nada. Andaba por un sendero repleto de plantas de diferentes colores y formas, algo típico en el planeta en el que se encontraba, Arclion. Un planeta similar a la Tierra pero mucho más fantasioso, lleno de campos y bosques con árboles y plantas de diferentes formas y colores, con ríos y mares llenos de seres acuáticos diferentes, y sobre todo con seres vivos también similares a los humanos pero con carácter diferente y físico.

Antes de que Jador pudiera llegar a la colina, antes de poder entrar en la llanura vio que un rayo de dimensiones incalculables atravesó el cielo, de lado a lado finalmente dirigiéndose a la colina, cuyo final fue la destrucción de aquel pico puntiagudo y dejar un gran suelo llano de grandes dimensiones como para poder edificar un gran imperio del mal. Este sonrió dejando ver sus dientes perfectos y blancos, continuó andando y para su sorpresa ya no tuvo que seguir, ya que la gran llanura provocada por el rayo estaba cerca de su posición actual. Apretó los puños pero a la vez su mano izquierda se dirigía hacia el mango de su espada situada en el lado derecho de su cinto. Salteó el gran trozo de tierra y piedra y entró en aquel enorme círculo. No sabía muy bien que estaba pasando y tampoco cómo se había producido.

El tiempo cambió, dejó de hacer frío y las ráfagas de viento cesaron al instante que entró, pero pudo apreciar que alrededor de aquella llanura circular seguía haciendo frío y bastante aire. No estaba solo, sintió algo o alguien que por muy sigilo que fuera puso los pies en la tierra y Jador lo captó. Se dio la vuelta y vio a un ser de la misma altura que él, vestido con una simple túnica negra con capucha que tapaba su rostro. Este iba desarmado, empezó a caminar de lado y dijo:

-Jador has llegado muy lejos, pero ahora todo lo que has hecho será en vano.

-Ernia no podrás acabar conmigo, mi poder ha llegado a tal punto en el que casi nadie puede acabar conmigo-contestó este sonriendo y dejando ver su rostro.

-Exacto tú lo has dicho, casi nadie pero los guardianes están fuera de tu alcance y yo soy un guardián-terminó por decir Ernia quitándose la capucha y la túnica.

Llevaba una gran armadura dorada por los hombros, rodillas, codos y manos, mientras que en los demás lugares era un gran armazón plateado. Su rostro era divino, era más parecido a un ángel que a un guardián, sus ojos normales pero con un color intenso, mientras que su cara era totalmente lisa, suave y fina, su nariz era afilada y delicada y su cabello era largo plateado. Jador se quedó paralizado ante tal belleza proveniente de los dioses, pero luego desenvainó su espada, una espada ancha en la punta, con diferentes letras indescifrables y con un mango negro de plata. Ernia, el guardián también desenvainó su espada que al parecer la sacó de la palma de su mano, algo q dejó completamente atónito a Jador, su reluciente arma brilló por todos los lados del círculo causando cierto daño en los ojos de su oponente. Los dos se miraron con sumo silencio, Jador observaba los rasgos de su rival, masculinos pero a la vez perfectos, finos y delicados como la piel de una niña chica.

La armadura de Ernia empezó a sonar como señal de que el combate empezaba y los dos debían luchar por aquella colina ya atravesada por un gran rayo. De repente las ráfagas de viento mucho más potentes que las anteriores, se introdujeron en aquel círculo. Jador empezó a tambalearse debido a la fuerza del aire, mientras que Ernia lo miraba con curiosidad, sabía perfectamente que todo aquello iba a acabar ahí, pero para su sorpresa Jador no estaba solo, su antiguo maestro de vida indeseable estaba allí, invisible y observando cómo actuaba aquel guardián.
Ernia se inclinó y miraba que el cuerpo de Jador estaba a punto de caer al suelo, momento en el que podría atravesarle con la espada y podría morir. Tras ocurrir lo que Ernia planeaba se dirigió a una velocidad inalcanzable, su espada ya estaba a punto de alcanzarle, peo algo se interpuso. El tiempo pasó muy lento, el rostro de Ernia cada vez cambiaba a peor mientras observaba que otro ser con capucha apareció de la nada y su espada estaba a punto de matarle.

Finalmente sintió el filo frío acero que se introducía lentamente en su vientre, haciendo que gran parte de la sangre que estaba en su interior saliera sin dilación. Todo fue lento hasta que volvió a la normalidad, Ernia se quedó clavado en aquella espada durante unos segundos hasta que el ser encapuchado alzó su mano arrugada y de repente el cuerpo clavado en aquella espada que pudo sostener sine esfuerzo se elevó, luego con tal velocidad y fuerza mental cayó al suelo, por suerte este ya no sentía nada. Jador se apartó la mano de la cara pudiendo observar al ser encapuchado que le salvó la vida, este se levantó y dijo:

-Gr…gracias por haberme salvado.

-Jador, ¿no me recuerdas?-la voz era intensa y fría.

Tal fue la frase de aquel ser que Jador pudo acordarse de quien era, era su antiguo maestro que tuvo que abandonarlo por necesidades personales. Este se quitó la capucha y dejó ver su rostro, era mayor, su pelo era canoso y no abundante. Sus ojos eran marrones, mientras que su piel era rugosa y angustiosa al ser tocada. Sonrió dejando ver unos dientes podridos y desperfectos y dijo:

-Jador, abandonaste mis entrenamiento y mira lo que eres, un simple villano.

-Mi maestro-se arrodilló-os ruego que me disculpéis, quería hacerlo pero no tenía otra opción.

-No hace falta que te arrodilles, a partir de ahora nos trataremos de igual a igual pero yo con más poder. Tengo un plan que no haremos con el poder de todo este planeta y a la vez de los demás del universo.

-¿Cuál mi maestro?-preguntó levantándose.

-Tu entrenamiento será finalizado cuando yo muera, pero antes de todo eso nuestro futuro imperio será construido sobre esta gran colina atravesada por aquel rayo enviado por mí. Poco a poco y gracias al arma más poderosa de todos los tiempos del universo haremos que no solo este planeta sea nuestro, sino que la mayoría de los planetas del universo serán nuestros.

A mi gustar


Primera!

Adri *_*

Cómo te luces hijow!

teQ<3 Señor "X" xD

Y sí que te lo pasas bien conmigo en la cama...no seas mentiroso xD (Lo que se va a pensar la gente Dios mío)

1. La leyenda.

Era una mañana soleada, todo parecía ser tranquilo mientras que algunos habitantes de Arclion compraban comida, ropa y otros objetos necesarios para poder vivir. Pentua estaba sentada con un gran libro de incalculables páginas, su tapa marrón, dura, gruesa y rugosa se posaba en los dedos finos y de escamas celestes de esta, mientras sus labios finos, sin ningún pliegue y delicados, no paraban de moverse a diferentes direcciones.

Todo un grupo de seres pequeñitos la escuchaban con mucha atención, mientras Pentua leía cada párrafo exactamente tal y como estaba en aquel libro.
La habitación era amplia, de varias cortinas cosidas con tela de colores fríos, el suelo era de madera con una gran alfombra de color dorado por los filos y morado en medio, que lo decoraba. Varias lámparas en las que había algunas velas bastante derretidas, acompañadas por unos muebles elegantes y de diseño. La dueña de aquella casa de ensueño decía:

-El imperio eclipsado tomó rienda suelta antes de que todos vosotros nacierais. Su emperador sumido a tal oscuridad, se dedicó a ser el ayudante y aprendiz del maestro, cuyo nombre y rostro aún desconocemos. Este le daba órdenes, tales fueron que el emperador tuvo que arrasar con todo lo existente y hacer que su hermoso imperio aumentara en creces.

-Pero Pentua, ¿el emperador puede venir aquí?-preguntó un ser pequeñito mientras sus ojos completamente negros disminuían de tamaño según iba formando la pregunta.

-Debería no venir, pero algunos soldados han descubierto que ha entrado en nuestra región y ha empezado a registrar todo lo que hay. Aún así no estamos preocupados, puesto que otras regiones han hablado sobre lo mismo y el emperador no ha actuado-explicó la lectora con una gran sonrisa en sus labios-bueno os debéis ir ya. Vuestros padres se van a asustar si no estáis en vuestras casitas, además la lectura ha terminado por hoy.

Todos con una gran pesadez se levantaron, algunos apoyándose en el cuerpo de su compañero, pero otro ser pequeñito y éste siendo chica se acercó corriendo a Pentua, sonrió y le dijo:

-Pentua, háblame de los humanos por favor.

-No, es demasiado tarde y debéis comer-negó esta.

-No, por favor, cuéntame algunas cosillas sobre ellos, por ejemplo en su cuerpo, cómo son.

-Anda-le dijo Pentua para que esta se sentara en su regazo-ellos se parecen mucho a nosotros, tienen una fisiología parecida a la nuestra, pero en el exterior nos parecemos poco, o casi nada. Por ejemplo en la nariz, nuestra nariz está totalmente pegada a nuestra casa, junto con más de un millón de escamas azuladas que rodean todo nuestro cuerpo. Nuestros ojos son completamente negros, los de ellos blancos, con el iris y con la pupila, mientras que nosotros no tenemos pelos y ellos sí, y no solo en la cabeza, también en todo el cuerpo, pero por lo demás nos parecemos bastante a ellos. Además nosotros somos una raza, nos llamamos epidios y tú eres una chica epidia

-¿Y cómo sabes su aspecto?-preguntó la chica epidia.

-Gracias a los guardianes del universo, muchas veces vienen a nuestro planeta para preguntar cómo estamos y si estamos en peligro. Hablo con ellos ya que soy una de las chicas epidias más importantes en Arclion.

-A mí me gustaría conocer algún guardián, dicen que son ángeles.

-Eso dicen, pero no lo son. Ellos también pueden morir aunque viven miles de millones de años y surcan todo el universo en busca de vidas nuevas y ayudar a las ya existentes-terminó por explicar Pentua levantándose y soltándose de la chica epidia de pocos años.

En ese momento entró el padre de la chica, era más alto que Pentua, su cuerpo era corpulento y llevaba unas pequeñas gafas, iba acompañado por un bastón y su ropa era bastante ligera al igual que todos los epidios. Este dejó de sonreír al ver el rostro de Pentua, su hija fue corriendo hacia él y le dio un gran abrazo, tras eso le dijo:

-Papá hoy he escuchado una gran historia sobre el emperador del imperio eclipsado.

-Me alegro mucho, cariño necesito que nos dejes un rato a solas-le pidió su padre intentando sonreír.

-Vale, voy a jugar con Epseal, adiós-se despidió la chica dando varios saltos de alegría.

El padre cerró la puerta y se acercó con cuidado a la figura esbelta pero bajita de Pentua, la cogió por los brazos y le dijo:

-Es tu hija, y aún no se lo has dicho.

-Hace tres años dije que no quería hablar de este tema y te lo dejé bien claro. No quiero que sea mi hija-dijo Pentua secamente.

-Claro tres años, fueron tres años en los que tu embarazo empezaba a durar, cómo a todas vosotras-dijo el padre dejando claro que los embarazos de las epidias duraban ese tiempo.

-Jillian no quiero hablar y punto, es demasiado pequeña para saber que yo soy su madre…

-Y que estás teniendo una relación con alguien que no debe tenerla-cortó.

-Mis relaciones sentimentales no son importantes para ti, lo que yo haga no debe interesarte y mucho menos a la niña-aclaró Pentua.

-Mira, sólo te voy a decir una cosa, te crees superior por ser una de las tres chicas epidias más importantes de este mundo y por creértelo has dejado a tu hija abandonada conmigo, dime quién es el padre malo, porque hace tres años, como tú dices, yo fui el padre malo.

-Vosotros los epidios sois quiénes dejáis embarazadas a las epidias.

-No metas en la conversación la fisiología del cuerpo epidio macho, estamos hablando de tu hija joder, tu hija la que quiere tener una madre y nunca la tendrá porque se ha convertido en una, una furcia-escupió.

-Sal de mi casa inmediatamente, y es suficiente con que entres, que además me insultas.

-No es un insulto, es una cualidad ¿no?-metió el padre saliendo por la puerta.

Hallo ^^

Qtal?

Gracias por los comentarios, bueno seguiré colgando a ver si os gusta

Ni los elefantes! xD, tres años?
Guau!, que paciencia!
Well, me los imagino como peces... algo así son, verdad?
Bueh, esperando la siguiente actuu!

Hallo

Bueno sñi, serían como peces en nuestro planeta, pero yo los represento más como Mística (la tia mala de X-MEN)

Pq luego en ese planeta aparecerán unos peces con otro nombre y totalmente diferente a elos xD

Bueno, voy a seguir escribiendo...